Ingredientes: (para 2-3 personas)
- 80 gr. de rábano picante fresco.
- 2 pollos pequeños
- 1 cebolla picada
- 80gr de almendras picadas
- 30gr de mantequilla
- 500ml de caldo de pollo
- 1,25 l de crema de leche
- 1 cebolla mediana
- 1 cucharada de harina o maicena
- 1/4 de cucharadita de jengibre en polvo
- sal y pimienta negra molida
Elaboración:
Pelar el rábano y rallarlo. Esta operación debe hacerse poco antes de utilizarlo.
Cortar en cuartos los pollos limpios. Salarlos por todos los lados y colocarlos en una cazuela. Verter el caldo preciso para que justo los cubra. Repartir por encima la cebolla, las almendras y el rábano, todo picado. Tapar el recipiente y cocer a fuego moderado hasta que el pollo esté tierno. En este punto, extraerlo de la cazuela y reservar en lugar caliente. Mezclar la mantequilla y la harina con un tenedor, incorporar la mezcla al jugo que ha quedado en la cazuela removiendo hasta que es espese. Verter después la crema de leche y sazonar la salsa con sal, un pellizco de pimienta y el jengibre en polvo. Volver a incorporar el pollo y dejar sobre fuego suave hasta que esté caliente.
Servir acompañado de patatas al vapor.
RECOMENDACIÓN NUTRICIONAL: RÁBANO
Todos los rábanos proporcionan componentes nutritivos similares: son ricos en vitamina C y en algunas vitaminas del grupo B. Pero su mayor riqueza es en minerales, como todas las hortalizas que se desarrollan bajo tierra: potasio, sodio, magnesio, calcio, fósforo y hierro son los más destacados. Sus principios amargos actúan como antibiótico y proveen al organismo de enzimas y de carotina. Contienen también un aceite sulfuroso, el raphanol, que ayuda a liberar las vías respiratorias y estimula el funcionamiento de la vesícula biliar. Este mismo principio también es, en ocasiones, causa de mal aliento.
Receta del libro: «1460 recetas para disfrutar las verduras todo el año». Karin Leiz. (Ed. Debate)